lunes, 1 de julio de 2013

Croacia: modelo de memoria útil en Europa



Hoy Croacia es miembro de pleno derecho de la Unión Europea, y como tal tendrá que jugar importantes papeles, empezando por el control de su vasta frontera. Muchos europeos sabrán muy poco o nada sobre el nuevo miembro. Por no saber, ni sabrán que las corbatas proceden de allí. En el caso español las corbatas no son el único vínculo histórico con Croacia.

Como toma de contacto puede servir este folleto con el que la Cámara de Comercio croata hace publicidad del país, pero éste no deja de ser peculiar. El capítulo sobre figuras históricas del país omite a Tito e incluye a Marco Polo, cuyo nacimiento en tierra croata, como el origen genovés de Cristóbal Colón, es incierto. En el colmo del oportunismo, se arroga a Nikola Tesla, que en efecto nació en Croacia pero era serbio. Si hubiese estado en su Smiljan natal en 1995 habría sido expulsado por la fuerza. Y si hubiese estado allí en 1941 y no en Nueva York, algo mucho peor.

En abril de 2012 Eurozine publicó un artículo sobre las políticas de la memoria de las autoridades croatas. En aquel momento Ante Gotovina aún no había sido absuelto, lo cual es probable que hubiese suscitado cambios en la crítica a la actitud de la UE hacia Croacia pero igualmente la médula del texto se habría preservado. En el marco de un análisis mayor sobre la conciencia histórica en Europa, la politóloga Ljiljana Radonic, profesora del Departamento de Estudios Políticos de la Universidad de Viena, examina el tratamiento de la historia reciente de Croacia y su inserción en el estudio general de la historia reciente europea. A continuación traduzco el interesante artículo. He decidido respetar el uso del término “comunismo” para aludir tanto a personas y movimientos comunistas en general como los regímenes del socialismo soviético, igual que los términos “fascismo” y “nazismo” para aludir a un mismo fenómeno. Aunque su uso sea discutible, cambiarlos obligaría a explicaciones que son secundarias a efectos de la difusión del texto. Los subrayados son míos.

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Criterios de evasión
Croacia y la "europeización de la memoria"

A punto de ingresar en la Unión, Croacia ha sustituido el revisionismo histórico de la década de 1990 por una memoria política que se declara basada en "estándares europeos". Sin embargo, ¿son el cumplimiento de tales normas y, más aún, la europeización de la memoria sinónimos de un enfoque crítico con el pasado nacional?

Durante las guerras de los 90 que siguieron a la desintegración de Yugoslavia, las narrativas de victimización colectiva sirvieron para apuntalar violentas agendas étnico-nacionalistas. En la Croacia de Franjo Tudjman un acercamiento revisionista a la historia justificaba el resentimiento nacional y siguió impidiendo la evaluación autocrítica de la participación croata en el conflicto, de ahí el aislamiento internacional de Croacia. Desde la muerte de Tudjman en 1999, sin embargo, se ha producido una "europeización" gradual de la memoria. Hoy, con Croacia a punto de convertirse en miembro de pleno derecho de la Unión Europea en 2013, el gobierno proclama que sus políticas sobre la historia estarán pasadas en "estándares de memoria de Europa". Sin embargo, ¿se están cumpliendo estas normas y, sobre todo, es la europeización de la memoria sinónimo de una aproximación objetiva y autocrítica de los crímenes históricos, tanto los sufridos como los cometidos?

La europeización de la memoria

El boom de la memoria en Occidente después de la Guerra Fría hizo hincapié en el Holocausto como símbolo negativo del siglo XX, y trajo un cambio en el foco de la memoria: la figura del héroe-mártir, antiguamente asociado con los que se resistieron a los nazis, ha sido sustituida por la víctima individual. [1] No sólo eso: el Holocausto se ha convertido en un imperativo universal para el respeto de los derechos humanos en general y un "recipiente" de la memoria de las víctimas y los diferentes grupos de víctimas [2].

En Europa, esta "universalización" incluye otra dimensión: el Holocausto se ha convertido en un mito negativo de la fundación de Europa. La Europa posterior a la guerra se entiende como un colectivo con un destino común que desarrolló estructuras compartidas con el fin de evitar la repetición de la catástrofe del Holocausto. En su búsqueda de una identidad que vaya más allá de la unión económica y monetaria, este mito fundacional proporciona una narrativa común que es convincente y a la vez deficiente. [3] Esta es una de las razones por las cuales el Grupo de Trabajo para la Cooperación Internacional de Educación sobre el Holocausto, el recuerdo y la Investigación (ITF) -fundada en Suecia como una red de políticos y expertos en 1998- despertó tanto interés y hoy abarca 27 países, la mayoría de ellos europeos.

La conferencia internacional del Holocausto, que tuvo lugar en Estocolmo el 27 de enero de 2000, el quincuagésimo quinto aniversario de la liberación de Auschwitz, por primera vez reunió a jefes de Estado con reconocidos expertos y supervivientes de 46 estados. [4] Entre las declaraciones hubo la recomendación de que los países declaren Día de Conmemoración del Holocausto el 27 de enero u otra fecha vinculada al asesinato de los judíos. En 2010 34 de los 56 estados miembros de la OSCE habían seguido la recomendación. La "sugerencia" de que los países se uniesen al "Grupo de Trabajo del Holocausto" y aprobasen un Día de Recordación del Holocausto fue el primer paso hacia una especie de "criterio europeo". Si bien no se aplica oficialmente durante la ampliación hacia el este de la UE en 2004, es probable que estos criterios hayan desempeñado un papel no oficial como lo sugiere el hecho de que el Centro para la Memoria del Holocausto en Budapest abrió un par de semanas antes de que Hungría se uniese a la UE, a pesar de que ninguna exposición permanente ha sido instalada allí después.

En paralelo a la "europeización del Holocausto" ha habido una re-narración de la historia en los países de la Europa oriental a partir de 1989, y en particular la invención de una "era dorada" antes del comunismo. La narración de la lucha antifascista heroica ha sido deslegitimada junto con los regímenes comunistas y el trauma de los crímenes comunistas, a menudo evocados mediante símbolos familiares de la memoria del Holocausto (vías de ferrocarril, carros), situados en el centro de la memoria. Una "memoria dividida" entre "Oriente" y "Occidente" ha llevado a representantes de los estados poscomunistas a exigir que los crímenes comunistas sean condenados "en la misma medida" que los del Holocausto. En reacción a este conflicto entre memorias, el Parlamento Europeo recomendó en 2009 que se declarase como otro día de la memoria el 23 de agosto, fecha del pacto Hitler-Stalin en 1939, de modo que las víctimas del nazismo y el estalinismo son recordadas juntas (el Día Europeo de Recuerdo de las víctimas del Estalinismo y el Nazismo). Mientras que la memoria de las víctimas del estalinismo finalmente se añade al canon europeo, las víctimas de ambos regímenes se equiparan de forma explícita, lo cual genera nuevos problemas. El nuevo día de recuerdo no es, de hecho, una ampliación al 27 de enero sino su antítesis: mientras que el Día del Holocausto se refiere a los crímenes del propio colectivo, el Día Europeo de la Memoria externaliza la responsabilidad de los nazis y los soviéticos. El "propio pueblo" de uno es considerado como víctimas inocentes de una opresión externa, mientras que la participación en el régimen comunista es negada y eludida.

Así pues, ¿cómo afectan los criterios europeos y los conflictos entre memorias a Croacia, nuevo candidato a la UE? ¿Qué elementos de las políticas de memoria croatas corresponden a la europeización de la memoria y cuáles entran en conflicto con ella?

Políticas de la memoria croatas a partir de 1990: El hábito revisionista

Al igual que en otros estados poscomunistas, después de que Croacia se independizó en 1990, el período precomunista comenzó a ser calificado como una "era dorada". El llamado Estado Independiente de Croacia (Hrvatska Nezavisna Drzava - NDH), un régimen títere nazi, era visto como un "hito en la independencia de Croacia", según Franjo Tudjman, presidente de Croacia durante las guerras de los 90.
Ustaša había llegado al poder a lomos de la desmembración del Reino de Yugoslavia en abril de 1941 y empezó a dirigir campamentos el mismo año. El mayor de ellos fue Jasenovac, un complejo de trabajos forzados y de exterminio en el que murieron cerca de 100.000 personas. Alrededor la mitad de las víctimas fueron serbios, seguido por judíos, gitanos y prisioneros políticos croatas. [5] El propósito de Tudjman era "reconciliar" la Ustaša y los partisanos comunistas: según él, ambos habían luchado por la misma causa Croacia– durante la Segunda Guerra Mundial, aunque de diferentes modos. [6] El monumento de Jasenovac jugó un gran papel simbólico en el régimen de Tudjman: aludiendo al ejemplo de Franco, Tudjman propuso traer los huesos de los miembros de Ustaša y soldados del NDH asesinados por los partisanos en la llamada masacre de Bleiburg [7] en mayo de 1945 a un "monumento nacional" en Jasenovac. Protestas internacionales, sobre todo de EE.UU., impidieron que la idea se lleva a cabo, a pesar del aislamiento político de Croacia a finales de 1990.

En las elecciones de 2003 el partido del ya fallecido Tudjman, la Unión Democrática Croata (Hrvatska Demokratska zajednica - HDZ), regresó al poder. En 2005, el primer ministro Ivo Sanader destacó en la ceremonia de conmemoración del monumento de Jasenovac que "la victoria antifascista sobre el fascismo y el nacionalsocialismo fue la victoria de esos valores son mimbres de la Europa moderna y la moderna Croacia", [8], pero añadió que la "Guerra Patriótica" (1991-1995) también fue emprendida contra un tipo de fascismo. Durante una visita a Yad Vashem, el mismo año, argumentó que, durante las guerras de los 90, los croatas fueron víctimas del mismo tipo de mal que el nazismo y el fascismo y que nadie conocía mejor que los croatas lo que significaba ser una víctima de la agresión y el crimen. Como dijo a los periodistas después de su visita, el Museo de Historia del Holocausto inspiró a Sanader la idea de un Museo de la Guerra Patriótica en Croacia. [9] Lo que hace elocuente este episodio es que sus declaraciones no suscitaron protesta alguna. El cambio del revisionismo de la era Tudjman, que minimizaba el número de víctimas del estado controlado por Ustaša, a una visión que reconozca el Holocausto pero presente a los croatas como víctimas del fascismo esta vez "fascismo serbio", puede entenderse como una especie de "europeización de la memoria", cuya problemática dimensión en su desarrollo es muy evidente.

En las ceremonias anuales de conmemoración en Jasenovac, Sanader y sus compañeros de partido condenaron reiteradamente "ambos totalitarismos" el "rojo [Tito] y el negro [Ustaša]" como una especie de mantra, ocultando que fueron partisanos de Tito quienes liberaron Jasenovac en 1945. [10] El rito reproduce fielmente el razonamiento para la introducción del Día Europeo en Recuerdo de las Víctimas del Estalinismo y el Nazismo. Sanader es incluso citado en el libro del décimo aniversario de la ITF diciendo: "La victoria de la democracia sobre el totalitarismo es la victoria de los valores integrados en la Europa moderna y la moderna Croacia". [11] La equiparación de los Ustaša-nazis y las víctimas comunistas parece ser un proceso desde abajo del régimen poscomunista y al tiempo un proceso desde arriba de la UE.

La exposición de Jasenovac: mera palabrería sobre la memoria

El ejemplo más llamativo de la "europeización del Holocausto" en Croacia es la exposición en el Museo de la Memoria de Jasenovac, de financiación estatal, que después de un largo periodo de debate se abrió en 2006. La nueva exposición parece representar el progreso en la medida en que se reconoce el hecho de que el asesinato en masa y la Shoá ocurrieron en Croacia. Sin embargo, el segundo panel de exhibición después de la entrada muestra a Hitler junto a Ante
Pavelić, jefe de la Ustaša, y dice a los visitantes que durante el primer encuentro de Pavelić con Hitler en junio de 1941, Hitler le dio pleno apoyo a la política de genocidio contra la población serbia. Por tanto, al tiempo que afirma que el exterminio de los judíos de Croacia debe verse en el contexto más amplio del Holocausto, lo que es obviamente cierto, la exposición también parece que quiere enfatizar que también el asesinato masivo de serbios es comprensible solamente dentro de ese contexto. El hecho de que la Ustaša fue un raro ejemplo de un régimen que dirigió campos de exterminio por su cuenta, sin órdenes de los nazis, no se menciona. Además, si bien se muestran carteles antisemitas de Ustaša y se refutan argumentos antisemitas, no hay tal enfoque cuando se trata del odio anti-serbio o anti-gitano. Recordar a las víctimas judías de la Ustaša, algo que al parecer sólo se puede hacer en el marco de la conmemoración de la aniquilación de los judíos europeos, parece más fácil que el asesinato en masa de los serbios por la Ustaša.

Los críticos han reprochado que la exposición no muestre quiénes eran los autores, qué nación sufrió las mayores pérdidas y cómo las personas fueron realmente asesinadas en Jasenovac. Después largo debate, se añadió otra exposición con instrumentos de asesinato brutal como cuchillos y mazos; la nacionalidad y la edad de las víctimas también fueron incluidas, con el fin de demostrar que no sólo los presos políticos fueron asesinados, como se afirmaba a menudo durante la década de 1990. Lo que falta, sin embargo, es cualquier atención hacia los autores, mientras que Pavelić sigue recibiendo el deferente trato de Dr. Pavelić.

La directora del Museo Memorial de Jasenovac, Nataša Jovičić, ha afirmado que "queremos ser parte del sistema moderno europeo de educación y museos y seguir el marco que aprendemos de otras instituciones que se ocupan de estos temas". [12] La nueva exposición, dijo ella, fue diseñada según las "normas del Consejo de Europa y la Unión Europea" [13] y fue concebida tras consultas con expertos internacionales con el fin de que fuese "reconocida internacionalmente" y compatible con las "normas internacionales". [14] Sin embargo, estos expertos proceden solamente de instituciones relacionadas con el Holocausto, incluyendo el Museo de la Memoria del Holocausto en EE.UU., la Casa de Ana Frank y Yad Vashem. Los comisarios culturales croatas no tomaron como referencia los museos conmemorativos instalados en los antiguos campos de concentración en Alemania o en el Gobierno General [la Polonia ocupada], que transmiten el carácter complejo y la rutina diaria de un campo, sino de instituciones como la Casa de Ana Frank. El objetivo, como contó Jovičić, era contar "una historia de una vida trágica con la ayuda de unos pocos objetos". [15] Por supuesto, uno puede entender el enfoque en la historia de una víctima particular en la Casa de Ana Frank. Pero en Jasenovac una exposición hipermoderna utiliza nuevos medios de comunicación para de poner de relieve exclusivamente historias de víctimas particulares. Al referirse críticamente a la "interpretación del verdugo y la víctima en la museología mundial" [16], la directora dijo que su objetivo era evitar la tendencia a mostrar cadáveres anónimos y los instrumentos de matar, y en lugar de eso hacer de Jasenovac un "lugar de vida" que transmita un mensaje afirmativo. La crítica legítima del choque estético está combinada con un intento de "enviar un mensaje de luz al lugar del crimen". [17]

La respuesta favorable de los expertos internacionales a la exposición de Jasenovac [18] se puede explicar por el hecho de que participa en la "universalización del Holocausto", animando a un reconocimiento simbólico y ahistórico del Holocausto y, usando el lenguaje del discurso global de los derechos humanos, un reconocimiento del sufrimiento humano en su conjunto. En palabras de su directora, el museo Jasenovac se convierte así en un lugar de la "democracia y los derechos humanos", donde "los jóvenes toman conciencia de las consecuencias de la negación de la dignidad humana en el siglo XX, pero también de las posibilidades de una relación calidad-vida orientada en una sociedad plural y moderna". [19] Cuando el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial en general se describen como "la negación de la dignidad humana ", la memoria se convierte en mera palabrería. La admonición de Reinhart Koselleck a Alemania también es aplicable a Croacia: una "sociedad plural y moderna" no puede recordar sólo las víctimas, sino también, o incluso, debe recordar sobre todo a los criminales [20].

Libros de historia croatas: nacionalismo en los planes de estudio

La web del Grupo de Trabajo del Holocausto contiene gran cantidad de material sobre cómo y qué enseñar sobre el Holocausto. Los profesores han de definir el término, individualizar la historia a través de historias personales, utilizar testimonios de los testigos y proporcionar a los alumnos con acceso a fuentes primarias [21]
requisitos que han sido aprobados en el plan de estudios de historia de Croacia. [22] Pero cuando se trata del régimen de Ustaša entre 1941 y 1945 y los crímenes cometidos por los partisanos en el final de la guerra en 1945 ("la tragedia de Bleiburg"), resulta que la memoria aún está "caliente". [23] "El Holocausto" y "genocidio" son definidos como términos clave, pero también el de "campos de concentración colectivos" (koncentracijski sabirni logori), [24] que no existe ni en croata ni en inglés [ni en castellano] y que expresa la incertidumbre, si no la ignorancia, sobre el tema. Se supone que la lección sobre el "Estado Independiente de Croacia" proporciona información sobre la subordinación de Croacia a los ocupantes nazis y la ejecución de su voluntad, sobre todo la rendición de las zonas costeras a Italia y la explotación económica del país. Croacia es por lo tanto retratado como una víctima más del Eje. Se supone que una parte de la lección debe hablar de "los logros culturales" durante la guerra, [25] mientras que otro se centra en el "terror Ustaša". Esta distinción entre un "buen" NDH y un "mal" Ustaša equivalente a distinguir entre un "buen" Tercer Reich y los nazis reproduce la versión revisionista común durante la década de 1990.

Este programa ha sido implementado de manera muy diferente en los cuatro libros de texto de octavo grado autorizados por el ministerio croata de la educación. Entonces, ¿cómo de amplio es el abanico de relatos en los libros? Lo que hace esta pregunta tan interesante es el hecho de que las escuelas puedan elegir libremente cuál utilizan. La opción más frecuente (el libro de Kresimir Erdelja e Igor Stojakovic [26]) es políticamente "de izquierda" y se utiliza en el 38,5 por ciento de las escuelas; sustituye el libro nacionalista publicado por la misma  y tradicional editorial de libros de texto, Skolska knjiga, en el década de 1990. Otra casa editorial publicó a la vez un libro nacionalista (por Vesna Djuric, utilizado en el 18 por ciento de las escuelas) [27] y el libro más y autorreflexivo y plural disponible (Snježana Koren, el 18,5 por ciento). [28] El cuarto libro (por Stjepan Bekavac y Mario Jareb) también es nacionalista-revisionista y se utiliza en el 25 por ciento de las escuelas. [29]

Los dos libros nacionalistas reproducen la narrativa de la "buena" NDH y el "mal" Ustaša, Bekavac y Jareb presentan el surgimiento de Ustaša como comprensible, "ya que sólo era posible resolver los problemas acumulados del reino de Yugoslavia a través de la creación de un estado independiente croata" como si Ustaša fuese el representante lógico de todas y cada una de las luchas por la independencia. Bekavac y Jareb cubren ampliamente "la vida cultural y los medios de comunicación en el NDH", mencionando que mientras que las obras de autores judíos fueron prohibidos ", se promovió un gran número de publicaciones, la mayoría de los cuales no estaban ideológicamente marcadas. Se puede decir que el sector editorial era muy exitoso a pesar del control ideológico ejercido por la Ustaša". Un gran número de obras literarias "habló sobre la cultura croata, por primera vez", la radio y el cine recibieron atención sistemática por primera vez y no estaban "ideológicamente marcadas" tampoco. Djuric, el segundo autor nacionalista, resume el asesinato de intelectuales comunistas al comienzo de la guerra en una sola frase antes de saltar a los "logros culturales" de la NDH, especialmente la enciclopedia de Croacia y el primer largometraje croata. En los otros dos libros, el hecho de que la NDH fue un mero satélite está recalcado y los "logros culturales" no se mencionan a pesar de ser un requisito del plan de estudios.

Justo en la página siguiente en Bekavac y Jareb sobre "la vida en la NDH" viene una descripción del "régimen de Ustaša". Los autores escriben sobre la "política represiva hacia la población no croata, sobre todo serbios, judíos y gitanos." En los campos de concentración", los internos (judíos y los demás, especialmente los serbios) fueron sometidos al terror y a difíciles condiciones de vida; muchos murieron a la llegada o después." Los crímenes de Ustaša no se ocultan, pero tampoco hay ninguna explicación de la misteriosa relación entre el NDH y el "régimen Ustaša".



En el libro de texto de Koren, por otro lado, las ambigüedades se discuten abiertamente. El capítulo sobre la formación del NDH comienza con una fotografía de la invasión nazi de Zagreb que muestra una masa jubilosa, resaltando claramente la cuestión de la responsabilidad de la población. Se aborda el apoyo popular al régimen Ustaša: "¿Por qué tantos saludaron la proclamación del NDH en 1941?" Koren es la única que menciona la guerra civil entre los partisanos, los Chetniks serbios monárquicos y la Ustaša, y por lo tanto ubica la experiencia de la población civil en un contexto histórico preciso (Djuric, en cambio, sólo menciona el abstracto "sufrimiento de la población"). Lo que es único en el libro de Koren es que los crímenes de todos los implicados se describen ampliamente pero sin equipararlos. Cuando se trata del retrato de las víctimas de la Segunda Guerra Mundial, tres de los libros tratan de manera emocional el sufrimiento de "nuestras" víctimas, a través de la inclusión de fotografías, testimonios de sobrevivientes y fuentes históricas, mientras se utiliza un lenguaje neutro y distanciado al escribir sobre los demás. Bekavac y Jareb describen el Holocausto como "el delito más grave en la historia contemporánea" y hacen una distinción precisa entre los campos nazis de concentración y de exterminio en el capítulo sobre la historia general de la Segunda Guerra Mundial. Incluso informan acerca de la decisión de la UE de introducir un Día de Conmemoración del Holocausto. Pero cuando se trata de los crímenes de Ustaša, escriben de manera neutra sobre "represión". Los crímenes que son tratados de manera emocional son la muerte de fugitivos croatas miembros de Ustaša , soldados del NDH y civiles a manos de los partisanos cerca de Bleiburg en mayo de 1945. El capítulo sobre los delitos de Ustaša no contiene testimonios y no hay más que una sola fotografía: la flor de Jasenovac, monumento diseñado por el arquitecto Bogdan Bogdanović en la década de 1960. El capítulo sobre Bleiburg, por el contrario, contiene numerosas fotografías de los refugiados y prisioneros, y el testimonio de un superviviente sobre cómo un padre recibía un disparo enfrente de su hijo después de intentar acercarse a él.

En el otro libro de texto nacionalista (Djuric), Jasenovac es claramente descrito como un campo de exterminio, donde "decenas y decenas de miles de personas perecieron" - una fórmula que también suena raro en croata y sugiere malestar o incertidumbre. Después, la autora pasa a hablar de los numerosos judíos, serbios y gitanos "que fueron asesinados" - la forma pasiva es sorprendente - sin nombrar a Ustaša como los asesinos. El libro de texto "izquierdista" de Erdelja y Stojakovic, en cambio, se encuentra en una tradición antifascista y se ocupa de las víctimas de Jasenovac ampliamente, incluyendo tres testimonios de sobrevivientes. Ningún testimonio de supervivientes se encuentra en el capítulo de Bleiburg, sin embargo. En su trabajo académico, Koren, autora del cuarto libro de texto y el más plural en puntos de vista, ha criticado la representación de ciertos grupos de víctimas como el "Otro anónimo". [30] Su libro de texto incluye fotografías, testimonios y fuentes históricas que representan a todos los grupos de víctimas.

El retrato sesgado de las víctimas en los dos libros nacionalistas corresponde a la demonización de los chetniks serbios. Según Bekavac y Jareb, los chetniks planeaban establecer una "Gran Serbia, en la que los croatas habrían sido castigados por los crímenes de Ustaša, de los cuales los chetniks acusan al pueblo croata en su conjunto. [...] La mayor parte del territorio croata habría sido anexado a la Gran Serbia y los croatas en esos territorios asesinados o alejados de su pueblo". Esos "planes", evidentemente, sirven para restar importancia a lo que Ustaša hizo a la población serbia en la vida real. Éste es el único pasaje en el libro en el que la Segunda Guerra Mundial está vinculado a los crímenes serbios durante las guerras de la década de 1990: Bekavac y Jareb mencionan a un líder chetnik de la II Guerra Mundial que acogió con entusiasmo la rebelión serbia en Knin en 1991, al inicio de la guerra en Croacia, y elogió a sus líderes como sus dignos sucesores. De este modo los autores pretenden que los rebeldes serbios sean considerados una nueva generación de chetniks. Djuric también describe los crímenes chetniks de manera especialmente cruel y detallada: que "atacaron a la población civil, croatas y musulmanes", escribe, "invadieron pueblos, saquearon, mataron a la gente, destruyeron iglesias y mezquitas." Las mucho más sistemáticas acciones de la Ustaša son, por el contrario, descritas simplemente como la "persecución de los serbios". En el libro de texto "izquierdista" de Erdelja y Stojakovic, los crímenes chetniks se describen de manera similar, aunque esto parece ser más proporcional, ya que los crímenes Ustaša también se discuten en detalle con testimonios incluidos. El libro de Koren, por su parte, es el único que ubica los crímenes chetniks en el contexto de la guerra civil contra la Ustaša y los partisanos, evitando así tanto la demonización como la equidistancia.

La gama de narrativas sobre la II Guerra Mundial en dos de los libros de texto aprobados por el ministerio de educación croata es, por lo tanto, muy amplia. Sorprendentemente para un país que se unirá a la UE en un año, el plan de estudios oficial está más estrechamente adscrito a los dos textos nacionalistas, es decir, en el empeño en enseñar acerca de los logros culturales del NDH, mientras que los otros dos libros de texto se niegan a impartir una versión revisionista de la historia. Mientras que los libros de texto nacionalistas parecen no tener ningún problema en alusión a las normas europeas de memoria en los capítulos sobre historia internacional, claramente fallan a la hora de intentar una perspectiva múltiple con respecto a los crímenes y sufrimientos del colectivo “de uno mismo”.

¿Todo demasiado europeo?

Croacia fue el primer estado sucesor de la ex Yugoslavia en unirse a la ITF en 2005, seguido más tarde por Eslovenia y Serbia, a finales de 2011. Parecería que el país sentía que si iba a convertirse en un miembro de la "comunidad de valores" europeos tendría que cooperar en el reconocimiento de su pasado criminal y revertir el legado revisionista de la era Tudjman. La cuestión de las normas internacionales de la memoria surgió en Croacia más pronto que en Serbia, donde los esfuerzos para convertir el campo de concentración nazi de Sajmište en monumento del Holocausto han fracasado. En Eslovenia florece el mito de la "colaboración funcional" con los nazis como una forma de evitar el "comunismo ateo", y no hay conciencia del hecho de que el Holocausto pasó también en Eslovenia, aunque en pequeña escala.

Sin embargo, como el caso de Croacia ha mostrado, la constante referencia a los criterios europeos no es en absoluto lo mismo que la aplicación de la "memoria negativa". Como hemos visto, los conceptos educativos internacionales en materia de multiplicidad de puntos de vista todavía no encuentran realización concreta: dos de cada cuatro libros de texto  oficiales sobre historia de Croacia siguen siendo revisionistas, celebrando los logros culturales del estado Ustaša y demonizando a los chetniks - con el plan de estudios de su parte. Más aún, donde las políticas de la historia croatas coinciden con los criterios europeos, los resultados están lejos de no ser problemáticos, un hecho que se refleja negativamente en la institucionalización de la memoria (europea) en general. La creciente comprensión de que el Holocausto es un fenómeno europeo permite la subsunción de asesinato en masa de la Ustaša de los serbios en Jasenovac en virtud de los crímenes del nazismo. Esta interpretación errónea se ve agravada por la atención internacional hacia la "víctima individual" deshistorizada, lo que permite un museo conmemorativo en el sitio de un antiguo campo de concentración para evitar enfrentarse a la cuestión de los autores. En la discusión de las guerras de la década de 1990, referirse a los croatas como los nuevos judíos y a los serbios como fascistas es retorcer la universalización del Holocausto como lección moral sobre los derechos humanos. Por último, la equiparación del totalitarismo "rojo” y el "negro" en el campo de concentración de Jasenovac es análoga a la narrativa de la externalización alentada por la conmemoración de las víctimas del pacto Hitler-Stalin, una maniobra común en otros países poscomunistas. A este respecto, Croacia parece muy europeo después de todo.

  • [1] Henry Rousso, "Das Dilemma eines europäischen Gedächtnisses" [The Dilemma of a European Memory], Zeithistorische Forschungen 1/2004: 363-378, 374.
  • [2] Daniel Levy and Natan Sznaider, The Holocaust and Memory in a Global Age, Philadelphia 2005.
  • [3] Véase, por ejemplo, Franco Frattini (ex Comisario Europeo responsable de Justicia, Libertad y Seguridad), "Fundamental Rights: Fundamental to Europe's Identity", speech at the launch of the Fundamental Rights Agency, 1 March 2007. http://europa.eu/rapid/pressReleasesAction.do?reference=SPEECH/07/114&format=HTML&aged=0&language=EN&guiLanguage=en, accessed 30/03/2012.
  • [4] Jens Kroh, Transnationale Erinnerung. Der Holocaust im Fokus geschichtspolitischer Initiativen (Transnational memory: The Holocaust in the focus of initiatives on history politics), Frankfurt am Main: 2008, 111.
  • [5] Natasa Matausic, Jasenovac 1941.-1945.: logor smrti i radni logor [Jasenovac 1941-1945: A Death- and Labour Camp], Jasenovac/Zagreb 2003; Ivo Goldstein, Holokaust u Zagrebu, Zagreb: 2001, 302-343.
  • [6] Marinko Culic, Tudman: anatomija neprosvijecenog apsolutizma [Tudjman: Anatomy of Unenlightened Absolutism], Split 1999, 105.
  • [7] Al término de la II Guerra Mundial, Ustasha, el ejército croata y civiles, junto con la Wehrmacht, huyeron de los Partisanos de Tito hacia la frontera austriaca. Los Aliados rechazaron su rendición en Bleiburg y los deportaron a Yugoslavia, donde decenas de miles fueron asesinados sin juicio por los Partisanos.
  • [8] Vjesnik, 25/4/2005.
  • [9] Vjesnik, 29/6/2005.
  • [10] Novi list, 26/4/1999; Vjesnik, 17/3/2004; Vjesnik, 28/11/2006; Novi list, 21/4/2008.
  • [11] Task Force for International Cooperation on Holocaust Education, Remembrance and Research, Ten Year Anniversary Book, Stockholm 2009, 32.
  • [12] Vjesnik, 24/7/2004.
  • [13] Vjesnik, 18/8/2004.
  • [14] Vjesnik, 14/2/2004.
  • [15] Vjesnik, 24/5/2004.
  • [16] Vjesnik, 7/3/2004.
  • [17] Vjesnik, 7/3/2004.
  • [18] Vjesnik, 24/5/2004.
  • [19] Vjesnik, 19/1/2006.
  • [20] Reinhart Koselleck, "Formen und Traditionen des negativen Gedächtnisses" [Forms and Traditions of Negative Memory], in V. Knigge and N. Frei (eds.), Verbrechen erinnern. Die Auseinandersetzung mit Holocaust und Völkermord (Remembering crimes: The confrontation with the Holocaust and genocide), München: 2002.
  • [21] See: http://www.holocausttaskforce.org/education/guidelines-for-teaching/how-to-teach-about-the-holocaust.html?lang=en, accessed 16 February 2012.
  • [22] Ministarstvo znanosti, obrazovanja i sporta, Nastavni plan i program za osnovnu skolu [Teaching plan and program for primary school], Zagreb 2006, 284.
  • [23] Jan Assmann, Das kulturelle Gedächtnis. Schrift, Erinnerung und politische Identität in frühen Hochkulturen [Cultural memory. Writing, remembrance and political identity in early high cultures], Munich 2005, 66ff.
  • [24] Ministarstvo znanosti, Nastavni plan, 290.
  • [25] Ministarstvo znanosti, Nastavni plan, 290.
  • [26] Kresimir Erdelja and Igor Stojakovic, Tragom proslosti 8. Udzbenik povijesti za osmi razred osnovne skole [On the traces of the past 8. History text book for the 8th grade of primary school], Zagreb 2009. For the statistics see: http://public.mzos.hr/Default.aspx?art= 9909&sec=2354, accessed 16/04/ 2012.
  • [27] Vesna Duric, Povijest 8. Udzbenik povijesti za osmi razred osnovne skole [History 8. History text book for the 8th grade of primary school], Zagreb 2009.
  • [28] Snjezana Koren, Povijest 8. Udzbenik za osmi razred osnovne skole [History 8. Text book for the 8th grade of primary school], Zagreb 2009.
  • [29] Stjepan Bekavac and Mario Jareb, Povijest 8. Udzbenik za 8. razred osnovne skole [History 8. Text book for the 8th grade of primary school], Zagreb 2009.
  • [30] Snjezana Koren, "Nastava povijesti izmedu historije i pamcenja. Hrvatski udzbenici povijesti o 1945. godini" [History education between history and memory. Croatian history text books on 1945], in S. Bosto and T. Cipek (eds.): Kultura sjecanja: 1945. Povijesni lomovi i svladavanje proslosti, Zagreb 2009, 239-262, 249.